martes, 19 de enero de 2010

Baila....

Dulce melodía acaricia tus oídos, y una suave brisa se cuela por tus manos abiertas, danzando con los ojos cerrados al rítmico sonido de la noche.

Tus pies se mueven como encantados por algún hechizo. Uno, dos, tres. Uno. Uno, dos, tres. Uno.

Oyes las palabras del viento y escuchas sus consejos al rozar tu pelo negro. Sonríes, y la música se hace más intensa.

Descalza sobre la hierba mojada, notas el frío entre tus dedos, y la humedad en la piel.

Te hace sentir bien, viva. Y bailas, disfrutas, bebes de la noche y de sus pasiones.



Más humana, más natural.
Cómo eres en realidad.


I.D.

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