
Sin embargo, ahora ya no estoy a tu lado. Es algo curioso, indescriptible. Sencillamente doloroso, diría yo.
Hasta hace unas horas, deseé que el tiempo se detuviera con nosotros esperando, hablando, riéndonos. Sin embargo ahora estoy en casa, escribiendo de nuevo como un aunténtico imbécil.
¿Por qué?
No es un por qué a todo. Si no un por qué a todo lo que te concierne. ¿Por qué me fijé en ti?
Está clara la respuesta: por esa luz. Esa jodida luz. Esa sonrisa, esa mirada.
Pero bueno, aunque ahora mismo no eres mía, ni de nadie en realidad, te esperaré hasta que me encuentres. Y si no, nunca sabrás que yo te quise.
O quizás sí. Quizás un día olvide todo este pudor y pensamiento y te diga: "¿Sabes? Te quiero".
Quizás.
"Sólo sé, hasta hoy, que la rendición es el mayor síntoma de la perdición a nivel personal."
Por eso no me voy a rendir.
Ni ahora ni nunca.
Espero...
I.D.
No hay comentarios:
Publicar un comentario