Me encantaría poder decirte al oído, suavemente, las palabras que pasan por mi mente cuando pienso en ti.
Sentados, en una fría hierba, arropados con la delicada noche y sonriéndole a la luna que nos mira envidiosa desde el cielo. Me encantaría poder echarte el pelo hacia atrás, sujetarte la cara suavemente con la mano e inclinarme, lentamente, hasta besarte.
Ojalá algún día se haga realidad.
Un beso al fin y al cabo es un cúmulo de ilusiones imperceptibles, una sensación única y extraña que te recorre el cuerpo cuando rozas tus labios. Electrizante, paralizador, cariñoso...
Todo. Te lo daría todo.
Todo por un beso.
Sólo un beso.
I.D.
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