sábado, 27 de febrero de 2010

Creencias

Si miramos un instante a nuestro alrededor, podremos ver que cada persona está ligada firmemente a una creencia. La creencia, por ejemplo, de un mañana mejor. La creencia de que se acaben las guerras, de que encontremos soluciones a nuestros problemas.

Es curioso como el ser humano ha buscado desde el principio de los tiempos algo en lo que creer. Dioses, seres mitológicos... No podría encontrar una respuesta firme a si existe algo más allá de nosotros, o no. No podría demostrar que ese Dios en el que muchas personas creen, no existe.

Sólo puedo asegurar que la creencia en algo superior hace cosas maravillosas. El ser humano necesita algo en lo que creer, algo que esperar. Cuando no te queda nada, cuando crees que lo has perdido todo, entonces es cuando necesitas pedir o creer que todo irá bien. Es magnífico y emocionante ver como algo tan efímero como la vida tiene como base la creencia.

A veces, nos empeñamos en intentar desmentir la existencia de la segunda mayor creencia que existe: La religión. Nosotros, humanos pecadores, creadores de males y problema radical en la Naturaleza, nos planteamos la posibilidad de destrozar algo que para muchas personas es la base de todo su día a día.

¿Qué más da? ¿Y si ellos quieren creer, qué más da?

Somos egoístas. Intentamos adjudicarle adjetivos con malas connotaciones a La Religión, cuando la ciencia que nos demuestra la supuesta inexistencia de Algo Superior es nuestra mayor creencia y la mayor Religión de todas. Intentamos exterminar la esperanza en corazones ancianos, que han visto con sus ojos como un mundo nacía de las cenizas de otro anterior.

Nosotros no creemos que exista algo más allá, porque sencillamente no hemos visto lo que otras personas sí. Muchos de nosotros no hemos visto sanar un cáncer, ni hemos visto como un paralítico se convierte en una de las personas más importantes en el mundo del deporte.
Algunos no hemos estado delante de un arma, y no hemos sobrevivido a una guerra, ni hemos estado recogiendo los escombros de nuestra casa, y al año siguiente vivir en unas condiciones inmejorables, con la familia que te quiere a tu lado. Tampoco hemos visto como un ciego recupera la vista, ni como un paciente en coma vuelve a su estado normal.

No hemos estado delante de esas situaciones, aunque algunas nos suenen. Yo, por ejemplo, no he visto ninguna. Pero sí que he oído hablar de ellas.

Quizás, ellos sí tengan algo en lo que creer. Alguien a quién adorar.
Yo no me hago entonces, responsable de exterminar esa ilusión, ese muro de piedra que levanta el hombre con sudor y que además, protege su corazón de instrumentos irracionales.

No. Cada humano debe creer en lo que así su corazón le dicte.
¿Acaso somos mejores que La Iglesia? ¿Acaso no confíamos nosotros en la Física, en las Matemáticas?
Somos infectados en un mundo infectado. Somos seres con creencias, y por mucho que nos pese siempre seremos así. Unos creerán en Dios. Otros en una ecuación matemática que responde a la relatividad entre espacio y tiempo.

¿Qué más da?
Al final, lo importante, es ver la sonrisa en ese rostro, confiando en que nunca, nunca y nunca le abandonará aquello en lo que cree.

Después de escribir ésto, me veo en la obligación de expresar mis creencias, aparte de las científicas como ya he dicho.
En lo que creo, es algo muy real. Es algo muy cercano a mi y que siempre está conmigo.

Creo en mí mismo. Hay que saber creer en uno mismo. Ahora, y siempre.

¿Y vosotros? ¿En qué creeis?



I.D.

No hay comentarios:

Publicar un comentario