jueves, 18 de marzo de 2010

Dulce sueño

La miras. Nunca creíste haber visto nada más hermoso en la naturaleza que su imagen. Le sonríes, y tu corazón baila de alegría, amenazando seriamente con salirse del pecho donde tus límites corporales le oprimen.

Quieres rozar su piel, acariciar su rostro. Sientes las infinitas ganas de besar sus labios.

Allí, inmóvil, mirándote con ese brillo en sus ojos que te hace sentir tan especial.
Su piel es sensual, sus labios unos imanes y sus ojos son el lecho donde te gustaría dormir eternamente.

Te acercas a ella, y notas como su fragancia te rodea, su olor, su risa. Ahora eres completamente suyo, atrapado para siempre en ese bucle de lujuria, placer y amor que tantas veces soñaste.

Sus labios te reclaman, sus manos te buscan, sus ojos te encarcelan. Tus manos, sedientas del elixir de su perfume, la acarician, tus labios beben de su esencia y tus ojos se encuentran con los suyos, haciendo de ese momento el más dulce de toda tu vida...

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