jueves, 21 de abril de 2011

Nothing else matters

Andas por la calle, pensando en las habituales tonterías. Que si tú, que si él.
Pero de repente, Nothing else matters suena. Todo se vuelve mucho más humano: la noche oscura, la llovizna que antes te agobiaba e incrementaba tus ganas de llegar a casa, ahora te parece cuanto menos acogedora, dulce, natural.
Cierras tu paraguas y abres tu chaqueta. Te quedas en maga corta en la fría noche, sintiendo la lluvia, la noche, los pensamientos empiezan a fluir con más rapidez.

Andas más despacio. Casi no quieres llegar a casa. Te preguntas si todo ésto que ocurre es mala suerte o tan sólo que el Destino se ríe en tu puta cara.
La verdad, no te importa lo que sea, si no que está ahí. Andas más despacio. Sin darte cuenta, tú sólo en la noche has comenzado a vagar entre calles que apenas recuerdas, para alargar esa sensación de humanidad donde tus pensamientos están tan claros ahora.
Never care for what they do...
El estribillo, la canción melódica, lenta, te hace sentir peor a cada momento porque te despierta sensación de melancolía.

Y es verdad que añoro tiempos mejores, donde poco importaba lo que hiciese, donde mi máxima responsabilidad era llegar a casa para hacer las tareas del cole.
Donde al ser niño, todo era mucho más ameno. Donde la gente, no moría, se iba al cielo. Donde la gente tan sólo se ponía enfermita.

Pero todo tenía solución.


Todo.


Finalmente, llegas a casa. Te secas los pies, y más tarde la cabeza. Ahora, el calor del hogar te acoge.

Mañana será otra vez de noche. Ya veremos qué pasa.




I.D.

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