Uf. Cómo añadir a mis Ciertos Momentos todos aquellos que he dejado pasar. No creo que sea tarea fácil, ni algo trivial que se pueda ignorar. No tengo demasiado tiempo. Intentaré ser breve:
Imaginad la sensación que os produce el apego a algún objeto o persona tan importante para ti que no concibas perderlo pero que, de repente, empieza a faltarte.
Esa sensación te nace en el estómago. Sube por los pulmones y te ahoga un poco. La sensación crece y te electrifica la espina dorsal empapandote de lágrimas los ojos. En un último retrato de tu situación, dibujas una triste sonrisa ante lo jodidamente humano que puedes llegar a ser.
Y resulta que el otro día llegué a esa conclusión: quién no tiene esa sensación, debería hacerse mirar su dudosa humanidad.
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